Libérame, Señor-
Nómbrame compañero-
Nómbrame la cruz
Falsa y fiel
Que recuerden
Las Decapitadas-
Nada me queda-
Se queda con ella-
No veo el milagro-
Aunque soy él,
No veo el milagro-
-ahora nunca-
¿No es la vida bajo el sol
Sólo un sueño, compañera judía?
Lo que dice
El Pez en el desierto
Se vió en Getsemaní-
Se lee NO-
No da frutos-
No hay nadie-
Soñamos/rodamos-
Velas velan-
Vélenme, velas-
Magdala/Ofelia,
De Las Sin-
La que renace de las aguas,
Seca y sedienta,
No te pertenece-
Retórico,
Pronto encarnarás
La fábula
Que los niños arrinconan
Y las hembras temen-
El Tomo que espero-
Ondea Judas su sed,
Su hambre humanidad-
En las ramas el último sol
Ladra un río en movimiento-
Del amor cuelga y la culpa,
La Pertenencia Imposible-
Futilidad de la Letra-
Si bien
Los 5 secretos
De mi poder
No los repetiré
Porque sus reinos
No son de este mundo
Extranjero, extranjera-
Nadie renace
Donde nadie
Se ahoga-
Antonio López Medinilla
de espa(l)das ante
A veces es la luz la que nos ciega...
ResponderEliminarbesos místico-nihilistas
Sinuosos versos incluso en su perfil físico... ¿te has fijado?
ResponderEliminarX
Es cierto, Pura: quizá sea esa su misión: no iluminar sino enceguecer.
ResponderEliminarCuán necesarias las sombras para la luz. Como dijo Bataille: EL EXCESO DE TINIEBLAS ES EL FULGOR DE LA ESTRELLA.
Un abrazobeso en el mismo nihilismo muerto de sed de ser.
Querida X, sinuoso como el ünguento en las aristas de la piel quemada.
ResponderEliminarNo, no me fijé. Qué curioso.
Sus OjOs siempre muestran.
Abrazos ungüentos, Antonio.