La nada es el primer verso-
Lo recuerdo SIN-
De soslayo, los huesos
De la manzana
Reverberan
En la ausencia-
Abrazadas al árbol,
Hermanas, mis reflejos,
Los hierros, rezan mis noches-
Reza por mí, compañera-
Autor lector-
¿Hubo diferencia?
Apenas hubo existencia,
Apenas una brizna de hierba basta
Para sentirnos desgraciados-
Entonces la palabra,
La Danza nuevamente-
No diré más del dolor-
¡Que tiemblen las manos!
Mágico ha de ser
Cuanto ignoro-
Nuestra violenta boca, ángel,
Nuestra violeta descomposición-
¿Ves los colores?
Mírame o no lo hagas-
Es indiferente-
Te encuentro al menor
Gesto de mi mano-
Tu licor conmueve
A los muertos-
Un palabra tuya
Bastará para salvarme
Arañando los cerros,
Donde abandono
Y te exhibes-
El miedo sea
La primera mano
Al reino de los cielos-
Donde soy yermo
Tú no vengas, Estrella,
El amor no es un palacio-
Fotograma a fotograma,
Voy siendo el final-
Deambula a mi lado,
y sigue sucediendo-
Acaba de pasar-
Dios no asistirá-
Acaba,
A mi lado,
La lluvia-
Nunca supe lo que era eso-
¡DETENTE!
Antonio López Medinilla,
de espa(l)das al
SUR-sub, XIII (segunda parte)
La nada llora, llueve sobre nosotros...
ResponderEliminarcomo las perlas desgranas de un collar
ResponderEliminarse deshace el poema
y se enhebra en la lluvia que en mi lectura desmiente la nada
saludos
¿Mágico es, verdad, Pura?, y se nombra dos, y sigue sucediendo.
ResponderEliminarUn abrazo, querida.
Antonio.
Querida Mabel, es una alegría verte de nuevo bajo este sur-sub. Sucumbo, pues, ante su lectura que desmienta la nada.
ResponderEliminarTodas las palabras,
ninguna por tanto.
Autor-lector: no hubo diferencia, amiga mía.
Un abrazo, Antonio.