La mano perdida,
En lo simultáneo,
Arroja un rosal
De intercesión
En lo fragmentario-
Romperá el cristal-
Degollada la tristeza
Florece la minerva
En la sien disparada-
Mi padre ya nada teme-
¿Recuerdas
Cuando apenas fuimos
La canción civil de mamá?
No pasarán-
¿Me recuerdas, Padre?
Púas y pétalos sin,
Éstos en éstas,
Otra existencia más
Edificada
Donde tú y no-
Obrero, me enorgullece
Tu muerte entre las flores-
Su puerta amarilla,
Una página en blanco-
Creí en ti
Devorado en el giro-
Del hogar al hogar,
Zanjas y larvas,
Qué perdimos sino
El Recinto: Magna Maga
Donde nadie nunca hubo-
Del marasmo claraboya,
La Bestia ordenó
Silencio a los 5 poderes -
Silencio de miel cuarteada
En los obscuros rincones
De la voz debida-
Penoso fue-
Reina el tiempo perdido,
Y se conjuga:
Estoy conforme-
Donde nieva,
Soy no-
No temas-
Eso, después-
Las rimas cautivan
Las heridas, transmutan
En el sur amanecido
Para el largo
Invierno sin tus pasos,
En las horas-
Meine Muse, en las olas-
Me acabo de dormir,
Y aún suceden, hermana,
El bosque encantado
Y las aguas que nos hablan-
Cuanto rogamos,
En niebla y silencio,
No oculta tu traición
Al aparecerte,
Concreta y limitada-
Ve sin mí-
Mis restos demoran
Su línea discontinua,
Hoscos signos en la arena
Durantes siglos
De inercia desunida-
Apenas fue un aliento-
No lo esperaba así-
La fragmentariedad
En el reino de la memoria
No aparta de mí
Este cáliz-
Anochecerá,
Reposaré
Mis huesos
Entre las finas hierbas
Como un espejo
Antes de la vida,
Ro-to-to-do,
Como un cristal
Ante lo nunca-
Apenas he llorado-
Hablo desde tu habitación
Y mis manos-
Mantente firme, y sujétame-
DIANA al cazador-
El cazador
Dispara
La palabra-
Semeja un alarido-
¡Mirá!
Ha muerto y camina,
Conquistando no, lo sé-
Dragones, dadme
Un nuevo sorbo de agua-
“Y en realidad, esos pasos que no se oyen, esa voz que resuena, esa actividad que se cumple, no son los de un ser terreno. Pero no hay que temer; casi nunca ese extranjero sabe lo que es. Y cuando lo sabe no tiene ningún medio a su disposición para comunicarlo verdadera y efectivamente.”
“Los árboles descienden, ¿no los ves?”
“Ro-
to to-
do.
Bronwyn, só-
lo lo
no.”
JUAN EDUARDO CIRLOT
Antonio López Medinilla,
sajando el SUR-sub, XIV
agua para la herida...
ResponderEliminar"...Mis restos demoran
ResponderEliminarSu línea discontinua..."
No puedo comentar he quedado erizada.
Saludos
Vanesa Aldunate
Voz que ha visto y posee las preguntas primordiales y las formula con su música original, olvidada sólo durante siglos.
ResponderEliminarMagnífico, Antonio.
Salud
P.
Donde aguas nos arrastren hacia la no distancia entre autor-lector, justo ahí. Abrazos, Antonio.
ResponderEliminarQuerida Vanesa, gracias por rescatar esos versos: desintegración y caligrafía. Estos restos suspensivos agradecen su visita, su amistad lectora.
ResponderEliminarUn abrazo, Antonio.
Querido Francisco, nuestro Pármeno, siempre es un aliento recibir tus lecturas.
ResponderEliminarEn el común sonido que hiere y viste y pregunta, desde este Tiresias atisbando bajo piedras el sur, gracias por llegar nuevamente a este su hogar.
Antonio, leyéndole siempre, SALUD, COMPAÑERO.