el SUR-sub, XIV
(quinta parte)
Embriáganos, Primera
Persona del plural-
Certeza-pertenencia,
La duda que acompaña
Un siglo sin tiempo-
No somos, Padre,
Pero Os adoramos-
Caminamos en silencio
El camino del silencio-
Dos silencios suman
Esta voz miserable-
El Ahogado Azul
Camina el sigilo
Para oír tu color
De pez otra vez-
Venís
Desnuda, invocando
La compaña humana-
Maldita alga mentirosa-
Estás sola,
Sólo en la noche
Donde ella
Dijo Nos y calla No,
Sin nosotros
Que apenas fuimos
Lo inscrito en la arena-
Si enmudecieran
Las voces, Pan,
Oiría tu nombre,
Oraría tu nombre,
Callaría mi hambre-
La noche hace el mundo-
Reconocer y negar
El léxico manantial
Hasta la declinación
De los silencios-
ORAMOS sin
Me silencio como
Celoso eres como
Celosía eras como
Nosotros los ojos como
Espadas vosotras como
Ellas cantan
La oculta voz
De la hierba
En el viento-
LLAVE,
Custodio de mis horas,
Las salamandras
Que nadie vio,
Danzan
En el círculo de oración
(llamas, las sílabas)-
LÍBROme-
Líberame-
Titiritera,
Ora la nube oras,
Al viento del Este oras,
Ora al pergamino intrigante
De la Sierpe
Que reúne a las bestias-
¿Anochece nuestra historia
En el hilo de vos?
3 ejes mancillan
Los rincones de la casa:
la voz la montaña el eco-
Aunque siempre el mar dará
Un mundo opuesto
A las ramas más altas-
Y por sin sólo es, compañero,
Cuanto acaba sucediendo
En la curva de tu hombro-
Oro si coronas
La nada nunca ni,
Lo nunca si nadas,
Y por ti entonces, Gab,
Reúno los restos de mis trozos
En la multiplicación
De los panes y los peces-
Estás con otro-
Debe ser extraño-
Vivís con Lázaro-
Debió ser extraño el olor
Del color de la muerte-
Te vi sin, hermana,
Lo inmutable,
Heráldica y tangible-
Asumo que todo
Movimiento
Convoca un crimen
En los m@res-
Retomo la senda
Del libro desde
Ásperos cielos,
Blancos soterrados
Pasando página
En los márgenes-
Recodos heridos,
Surcos donde aves
Sobrevuelan lo nunca,
Y hablan de ti, mi no-
Ciclo sigilo,
Babel de espirales-
Al hades trovas mares
Que islas temeres-
¿Quién eras en la hoguera, Libro?
Un himno
De pared y mudez
Crepitante,
No me pertenece-
Bárbaro, ten piedad-
ADOREMUSTE-
Nada te turbe en la cruz
Que data la luz del mundo
Que conocemos-
Un bosque espiritual
Donde ardo
Entre flores
Y disparos-
¿Tú de mi no?
¿Tú de mi sin?
¡Otro!
3 veces
SÍ, QUIERO-
¡Un loro!
¡Un loco!
¡La maldita flor!
¡No me llames, Estrella!
Iría el péndulo-
Mirá que su castillo
De miserias florece
En la sed-
Silba el árbol
El sí que es no
Mientras cae la manzana
En noir
Que abandonan-
Crece otra vez
En la hierba,
La estrella del deseo,
Tus manos errantes,
La indefinición que muerde
La carne gacela
Que aproximó su nombre,
Bestia-
¿Tenés hambre, angel mío?
Como cualquier ángel,
Adoramos su sangre rosa
Y tememos las llamas
Que ha escrito-
Embaucado
Por las palabras, las aguas
Saltan, orgullosamente
Avanzo, desciendo
Por la escalera,
Al fin de la llamada
De tus tramos y mis ruegos-
Al sur, tú-
Sí-
Silentes islas nombrándo-
SE
Donde nunca nada
ES-
SE ES SE ES SE ES
Andenes,
Tristes y paralelos,
Irene de Ése,
Nuestras miradas
Se cruzan sin detenerse-
Aunque te reconocí-
Te reconocí, hermana,
COMO LO NUNCA-
Ni dos ni dios ni adiós-
Impresentable decoro-
El lector solventará mi pecado-
Soles negros me salvan, María,
De mi nacimiento-
Antonio López Medinilla
http://desvariosenlaluna.blogspot.com/2009/04/sin-razon.html
ResponderEliminarGracias por invitarme a desvariar... :P
Ojo por OjO, querida KC.
ResponderEliminarm@res hondos oscuros tejen redes en el alma
ResponderEliminarm@res otra vez, compañera.
ResponderEliminarAntonio donde sí la red.
¿Acaso no oras plegarias preñadas de indecorosas metáforas?
ResponderEliminarBenditos tus versos y la lengua que los teje.
(Eres todo contagio, Antonio... qué peligro.)
Si, lo hago, X, oro donde nada. ¿La musa tiene lepra como yo? No haya temor. Sólo las llamas llaman.
ResponderEliminarUn beso, sureña.