22/9/08

Es un perro extraño, Orfebre-




Es un perro extraño-
Mueve el rabo
En perfectas circunferencias-
No es un péndulo-
Aún no puedo
Adorarlo-

Entiendo que
Me defendería
De la misma muerte-
Pero es negro
Como yo,
Y da miedo-
También lástima-

De niño,
Adoraba huesos-

Me besaban a mí,
Enfático,
Que no conocía el beso-
Acaso el poder del útero,
Magnificente,
Arrojando mis entrañas
A un mundo peligroso-

Ella ya no me incumbe-
Está muerta-

Agote, Cagot,
Tienes ya

El alma negra,
Bien negra,
Para contarte cuentos
Que al final no
Recordarás-

Niño mío,
Tus cicatrices
Me las como a besos-
Son mías-

Antonio,
Huye-
Estás quebrado-

Me gustaría hablarle
De mis AlAs-
Me observa y juzga-
No es alba ni añil-
Sé que me escupiría
Todos los huesos que me
Ha roto-

Orgullosa criatura,
Soberbio orfebre,
Podría cortarte la garganta,
Pero no tengo manos-

Gab me espera-
No duerme- Sueña LO-
Me lloran las manos-
No diré nada del dolor-

Es justo y necesario
Besarte al llegar,
Mi amor,
Antes que despiertes
En el infierno-

Morder el piano solo,
El árbol de luz, juntos,
Naturalmente, suavemente.






Antonio López Medinilla
de espa(l)das al SUR-sub IX


2 comentarios:

  1. La huida es el perro negro de la muerte: el fiel compañero en la alizanza de nuestros pasos hacia y hasta la disolución.

    Abrazo su sintagma, Antonio.

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