Durante el día,
Bajo las piedras,
La ciudad amurallada
Me habla, y oculta
Esta vida
Que avergüenza
A las musas-
¡Tu sombra, Estrella,
La llama da!
¡No me llames!
Iría el péndulo-
Para el encuentro
Sólo aguardé
El silencio:
¡Que nadie escape!
¡Que no te oigan!
Así el verso
Llega a nacer
Como uñas
De mis trozos,
Síes
Destrozados-
Embaucado
Por las palabras, sus aguas
Saltan, orgullosamente avanzo,
Desciendo por la escalera,
Al final de la llamada al sur
De tus tramos y mis ruegos-
Flores informes
Conforman mi tierra-
Alabado sea
SIN
Todo lo personal-
Todo por nada-
Nadie huya-
No te oigan-
Retomo la senda
Del libro desde
Ásperos cielos,
Blancos soterrados
Pasando página
En los márgenes del río irene-
Recodos heridos,
Vía donde aves
Sobrevuelan lo nunca,
Y hablan de ti, mi no-
¿Tan miserable muralla
Cobijará mis riquezas?
¿Necesitas mi ayuda, Verbo?
¿Cuántas monedas son necesarias?
Me esfuerzo mucho, ángel mío,
Y ése no es mi trabajo-
Perseguidores-
Sin la realidad
Para hallar La Realidad-
Desde la palabra,
Sin la palabra,
Para ella, sin reales-
La hondura, hechicero,
La hondura
Entre las hierbas:
La llamada al sur
Donde el agua respira-
Todos los silentes,
A tu voz fragmentada,
Se aprestan en espirales-
Hemos de llover-
Cerrada la curva,
En el último verso
El sentido es indiferente-
La runa transparente-
Retorno a posar
Bajo la piedra
Lo comunicable-
Despierto a la luz
Y nombro mi sombra-
Ángel a tus pies,
Paso a paso
Comunicado-
Todo
Auténtico
Imposible
E inválido-
¡Asombroso parecido!
Lepra y fuente oral
En el diario esfuerzo
Al no lugar, Meine Muse,
Hermana hetaira, mi sin-
Ningún lugar más allá
Salvo éste: NO-
Su verso,
Más alto que
El monte
Que observa
La Nada,
Ahora es soledad-
Nadie querrá sus ojos
Cuando beban de la mano-
Me esfuerzo
En imaginar tus alas
Alzando las palabras
Descarnadas que
Codiciamos en el origen
De este infierno-
No lo había decidido-
Ahora es irrevocable-
Ciclo sigilo,
Babel de trueques-
Al hades cantares
Mares que islas temeres-
Sur, sub la,
Y el mar otra vez
Si los barcos naufragaran-
Antonio López Medinilla,
sajando el SUR-sub, XIV
"No lo había decidido,
ResponderEliminarAhora es irrevocable"
daga dulce son tus palabras.
Y cierta la espada dada.
ResponderEliminarBesos, antonio.