La palabra no dijo nada que olvidáramos; exige el silencio de mil fragmentos que apenas se recuerdan: razón suficiente para girar, maculados, en la periferia y buscar los eclipses.
Disperso
Entre raíces inmensas
Y cristales rotos,
Mago,
Tu imago de no y nunca
Pero siempre ELLA-
El milagro
De un árbol
La mano
La zarpa,
y mentidme por piedad-
No des ni un paso más-
La ira de cuanto viene
Roza la tristeza de cuanto va-
Es imposible anudar
Ambos caminos-
He aquí
Lo teratológico,
Primera Comunión-
Tomad y bebed-
Besarte,
Restaurar la rosa,
Y que seas Otra-
Ella
Bajo la Bestia,
Bella,
Como bestia-
Recorren el camiNo,
Buscando
LA/árbol/era-
Aunque la manzana
Ya no es un fruto-
Ur al Sur-
¡Oh ciudad!
¡Mar adentro
La ciudad!
Sin expirar
La espiral,
Inhalamos
Lo nunca sí,
Inalcanzable Duque
De las expirantes-
Hemos hablado
Antes de tiempo-
¡Por qué
Bajamos del árbol!
No debimos-
Subamos
Nuevamente-
Espiral la silenciosa,
Lo sabe y se acerca
Inútilmente en círculos-
Comí tu sangre
Y bebí tu carne
En el libro
Sin nombre-
Omoc oy yos et omoc
Felices en lo no-
De entre los muertos
Te leimos
Sin felicidad-
Ante el voyeur
La exhibición desnuda
Ejemplifica
La indiferencia
Del mundo-
Ahora, el cristal de la habitación en penumbras: la palabra refleja lo que viendo, no vimos. La existencia desnuda de tu palabra como una flor en la sombra del pantano.
El Sur, como Rosa la prostituta: pétalo a pétalo, se desnuda, y se vende fácil, como todo paraíso. Ya somos tres. Pronto una religión.
Contemplar el mar y alisar El Tiempo, roto y renovado en las olas de los ojos. Quietud de la danza, y las olas en los ojos cerrados.
El Sur, como Rosa la prostituta: pétalo a pétalo, se desnuda, y se vende fácil, como todo paraíso. Ya somos tres. Pronto una religión.
Contemplar el mar y alisar El Tiempo, roto y renovado en las olas de los ojos. Quietud de la danza, y las olas en los ojos cerrados.
Antonio López Medinilla,
sajando el SUR-sub, XI
sajando el SUR-sub, XI
3 comentarios:
Leído, maestro. Un abrazo
Ana-Orual
http://absurdilandia.blogspot.com/
Lo de maestro me vino excesivo y ruborizante.., pero gracias por tu nueva visita, Ana.
Antonio
¿excesivo? Eso jamás...
;-)
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