El ciclo golpeado Se nombra solo Ante el espejo, Sórdido nativo Sin visitantes-
Aparecidamente, El verde cristal azulado De una roca en el cielo- De carne y hueso Amparas mi Nunca y nada-
Hablan de Dos En lo Uno, Daena, Y es Reescritura LA, Lo puente-
No hay voz Sino Puente-
-Padre, sin distancia, Los sones me salvan, Los soles arrodillados.
*daena: en la mitología persa, el resucitado al tercer día de su muerte, debe atravesar un puente en llamas donde encuentra un ángel con forma de mujer, que representa su propia alma.
No ser lo Es posible Resucitando En la muerte viva-
Mis manos Amputadas De mi cuerpo Rozan los astros de Tu cuerpo blanco En lo negro-
Erotredad-
¡Lamí! Me lame la Y hechizo sus lazos-
Sana ramas En las hierbas de las olas, En las aguas de los ojos, En las alas de tu savia, Vestida y alucinada-
Espiral boreal, -girá, girándula- Declama la sombra Que ahoga La distancia En el círculo Inscripto en la arena- Mi nombre exacto En la disolución De la espuma por su boca-
Sálvame sin- Sálame- Salvo LA- Siempre-
Vine a vestirme De hombre Por tu mano-
Retorno Al sigilo del templo, Y es la sí, Muerto de hambre Bajo lo nunca eterno-
Delátame al método De las disoluciones -ya no es mi cargo- Porque vine a ti Desnudo y en llamas Para salvar La vida de un muerto Con el humo de llorarle-
¿Padre, por qué me has abandonado?
Nunca dije, Mortaja, Lo no, Ni el sí- No dije nada- Ni pedí tu mano Sin mí Que me envuelve Bajo el lino protector-
Me acusará el ojo: La inocencia con metales, La niña que inquiere El gesto abrasador de la respuesta- Ante el ser humano Los ángeles enmudecen-
Somos cuanto desconocemos-
Te ofrecí la boca del sur Como te di la cruz del sur- La salvación de las bestias Que deambulan bajo la lluvia Y ladran en la noche que nos roza Que ahora soy el péndulo Que busca las aguas ocultas-
Mira bajo tu almohada, Estrella, Aquél que te habla Y eres no-
La humilde brizna de hierba, compañera, acógela en tu bolsillo; pronto cubrirá el mundo de los abundantes, vestirá el mundo de los escasos, donde ocultamos todo el amor propio.
No mires para ver Cuanto supe olvidar En la hierba que nos ampara-
"no creas nada de lo que ves, aquí está la palabratodo sale de aquíde aquí( verde en el crepúsculo, azul animalpura sangre en esta carne que quema )"GABRIELA BRUCH
Ave,¿ves?Renací
Donde La-
Todo precipicio,Deshabitado y furioso,Pareces tú, Estrella,Si bienConmovedorBajo el cielo protectorDe la ausencia-¿Qué confiesas, Bestia?PertenenciaA cada signoDe su PalabraO existencia-Con toda naturalidadOrina símbolos-La distancia es una olaQue rompe a sus pies-Besás mi boca--¿Qué boca?-¡Su boca, bestia!Yo-RA,Solar Bruch,Si bienNo hay lágrimasEn el irResurrecto-Renacida laQue canta laAguaviva nadaDe mi estrella sin nadie-Tus manos y piesExcavando mi rostroEn el dolmen herido-Semeja sacrilegio,Y esRedenciónDe la Estrella-¡Dulzura, bestia!¡Un bosque!
“el exceso de tinieblas es el fulgor de la estrella”
Georges Bataille
La Gaviota, nuestro hogar, ha caído en desgracia, como yo, entre capas que cubren la nada.
Me escribí todas las noches, toda mi noche sin. Así de por vida, fui la noche que habló. Fui la noche. Era algo. No le hablaba al sol.
Ahora entiendo la urdimbre del derrumbe: un maldito engranaje cacofónico (a veces, venturosamente aliterado) no bastó al ángel sediento de silencios.
La no-lectura, diurna, ante el prójimo, resultó sombría, divisoria, mientras mi niña caminaba de la mano de su padre muerto que vagó en esta tierra que recorro sin ella, vereda mortal de abracadabras, inútiles todos.
Espirales, sólo los muertos saben leer. Silencio, sólo los muertos callan sus giros.
Ya no hay tiempo, y sin embargo es la Hora.
Pronto celebraremos su Primera Comunión. Gustaré la sombra y su sordina de furia. Asistiré, pero no me verán a su lado.
Lo sé: la Posibilidad es el Salto a ninguna parte que conociera, aunque soy.
La Creación mancilla la creación, a fin de prosperar, entre nadas salvajes, sus galas, sus alas fúnebres, sus algas. El sonido previo al inicio donde nunca es lo siempre, y te recuerdo, Estrella, en ningún tiempo, mientras nacen las palabras que callo.
¡Él ve! El ojo bajo La tierra arrancada Sigue siendo rOjO, Almohada-
Nací Don/de Sin-
Renace Donde LA-
El alma, Virgen Cruzando el puente Al tercer día De mi muerte-
LA que oculta en la hierba el disparo LA que atraviesa lo negro en lo blanco LA que escribe en el musgo del árbol LA la que dice mi nombre desintegrado LA que entrega su pezón devorado LA que bebe de mi pecho atravesado LA que mece el mar rojo de su esposo LA que arroja sus ojos en la sangre roja de lo rojo azulado.