[o de cómo Sebastian oyó a Samsa hablar en trance, solo en la cocina]
:
copulábamos como ángeles
qué error
copulábamos como bestias
qué error
¿qué error?
púr
pu
ras
con todo lo ganado
con todo lo perdido
copulábamos
con las bestias
qué importa,
carne
pero sí
importará
ahora
sí
vení
vení
no fui un ángel gramático
sino un perro encauzado
aúllo como el sol dorado
aúlla a la luna de tu ombligo
el deber demanda
***
el buho
:
Érase una vez un parque con el vestido abierto... pero éramos otros. Alguien sostenía y bajaba mi mano junto a un perro de un solo testículo, igualmente negro, y las raíces de los árboles crujían, cómo crujían, sobre las hormigas que soñaban con alimentar a su reina esponjosa, como cada noche, como yo.
Vimos al búho aparecer en esta historia del parque... pero era otro ángel lujurioso bajo un gran esfuerzo colgando de tu cuello. Algo de alguien se parecía a esto y aquello pero nadie fue como vos en el parque. El perro te arrastraba tirando del collar, ladrando a las polillas que buscaban a su luna azarosa. Entonces, en la penumbra, oculto y a lo lejos, me atreví a deciros: «Oh sí, oh sí, mi Carne, como en aquel entonces, volvamos al amor y al vicio», sin que me oyeran.
Pero hoy es otro el parque creciente y decreciente en mi memoria, y tú y yo ya no somos aquéllos, sino vos y Sebastian, y sabe dios quién más, los que miran la noche, la noche que sonríe y goza bajo el cielo protector de su buena estrella o de su mala estrella, que de gustos depende. Y todo, todo, carne mía, todo fue verdad aquella vez y ésta, y mañana, y mañana, y mañana. Te lo juro.
*
e l l i b r o d e
c a r n e y s e b a s t i a n
a . m e d i n i l l a
-inéditos-
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