Disloco mis ojos
Y observo
Lo que nunca es siendo,
Lo que el verbo nombra
Ignorando mi rostro,
Lo que el verbo talla
Ocultándome-
Alto y temido,
Igualmente herido
El cielo protector-
Mi máscara real
No me pertenece-
No me conoces, Antonio-
Semejante al silencio
Donde tropieza la voz,
Llamas, llameas-
Nos alejamos
Hacia nosotros
En el escritorio-
Horas entre las olas
Del tiempo verbal-
Siempre he muerto-
Despierto
En la nube sola-
Observo la torre
Alimentando peces-
Por la luz,
La vida es pan
De color-
Sin luz,
La vida es no-
Rosal de la bestia,
La promesa de la muerte
En la veleta-
Dos planos, una ausencia-
Me escribe el viento-
¿Y si no se oyen?
El espejo de tu morada,
La puerta de tu habitación,
Soy-
Me mirás,
Me no-
La aldaba,
Como antes
Candado y perro-
Del no provengo -dirá.
,
De su espejo la vida venga-
¡Justicia!
Las siete de la séptima tarde -
Sí, Bestia,
Per visibilia ad invisibilia,
Escríbeme la boca-
Gestos
Para no verse inmaculada
En los números cabales-
Adán sin Eva sin-
¡Por todos los santos,
Qué te ocurrió,
Mi Señor,
En la espada!
¡Nauseabunda!
No es posible ser
Bestia sin Bestia-
Aunque la rosa
Trace su espiral
En las púas y pétalos-
De espaldas,
Algo de alguien
Transmuta
Por mi culpa,
Por mi grandísima culpa-
¿Algo de alguien
Se asemeja a esto?
La telaraña siempre
Es inesperada-
Nunca
Se adivina su inicio
Como el amor a
Bajo las aguas-
Roma es no,
Sobre todas las cosas:
Inversión, amor ni-
La primera bocanada
Anunció tus mohines, Belle-
La afectación tu frialdad sonrosada
Tus joyas los sucios huesos del deseo-
Donde la trampa del bosque
Aproxima sus manos que arden,
Creeréis muchas simplezas
Excepto a las siete
De cada tarde-
Él entonces susurra la noche
De su nombre gemelo,
Aunque dispar,
En el gran salón
Con la presteza de su raza
Y la viveza de la presa-
La gárgola, entonces,
Respeta a la niña
Que devora animales-
Cuestión de razas-
Omoc oy yos
Omoc al aitseb omoc-
Im res se on
Y adan ed it-
Cuestión de órdenes-des-
¿Marino, por qué tiemblan tus iglesias?
Alos nev-
Rama la ram-
Et oma baG,
Nis y on,
Olós se-
¿Espejo, por qué tiemblan tus reflejos?
Lo Sur es no
Y nada de nos-
Donde nadie,
Te pertenezco-
Yo libro libras libra-
Nosotros
¡ah, silencio!
Y observo
Lo que nunca es siendo,
Lo que el verbo nombra
Ignorando mi rostro,
Lo que el verbo talla
Ocultándome-
Alto y temido,
Igualmente herido
El cielo protector-
Mi máscara real
No me pertenece-
No me conoces, Antonio-
Semejante al silencio
Donde tropieza la voz,
Llamas, llameas-
Nos alejamos
Hacia nosotros
En el escritorio-
Horas entre las olas
Del tiempo verbal-
Siempre he muerto-
Despierto
En la nube sola-
Observo la torre
Alimentando peces-
Por la luz,
La vida es pan
De color-
Sin luz,
La vida es no-
Rosal de la bestia,
La promesa de la muerte
En la veleta-
Dos planos, una ausencia-
Me escribe el viento-
¿Y si no se oyen?
El espejo de tu morada,
La puerta de tu habitación,
Soy-
Me mirás,
Me no-
La aldaba,
Como antes
Candado y perro-
Del no provengo -dirá.
,
De su espejo la vida venga-
¡Justicia!
Las siete de la séptima tarde -
Sí, Bestia,
Per visibilia ad invisibilia,
Escríbeme la boca-
Gestos
Para no verse inmaculada
En los números cabales-
Adán sin Eva sin-
¡Por todos los santos,
Qué te ocurrió,
Mi Señor,
En la espada!
¡Nauseabunda!
No es posible ser
Bestia sin Bestia-
Aunque la rosa
Trace su espiral
En las púas y pétalos-
De espaldas,
Algo de alguien
Transmuta
Por mi culpa,
Por mi grandísima culpa-
¿Algo de alguien
Se asemeja a esto?
La telaraña siempre
Es inesperada-
Nunca
Se adivina su inicio
Como el amor a
Bajo las aguas-
Roma es no,
Sobre todas las cosas:
Inversión, amor ni-
La primera bocanada
Anunció tus mohines, Belle-
La afectación tu frialdad sonrosada
Tus joyas los sucios huesos del deseo-
Donde la trampa del bosque
Aproxima sus manos que arden,
Creeréis muchas simplezas
Excepto a las siete
De cada tarde-
Él entonces susurra la noche
De su nombre gemelo,
Aunque dispar,
En el gran salón
Con la presteza de su raza
Y la viveza de la presa-
La gárgola, entonces,
Respeta a la niña
Que devora animales-
Cuestión de razas-
Omoc oy yos
Omoc al aitseb omoc-
Im res se on
Y adan ed it-
Cuestión de órdenes-des-
¿Marino, por qué tiemblan tus iglesias?
Alos nev-
Rama la ram-
Et oma baG,
Nis y on,
Olós se-
¿Espejo, por qué tiemblan tus reflejos?
Lo Sur es no
Y nada de nos-
Donde nadie,
Te pertenezco-
Yo libro libras libra-
Nosotros
¡ah, silencio!
Antonio López Medinilla,
sajando el SUR-sub, XI
sajando el SUR-sub, XI
11 comentarios:
Señor Medinilla, acabo de pasearme, después de tantos días sin tiempo, sin ganas, sin "opio", y el reencuentro es como si "nunca nada ni"; es decir, como un regreso a la patria de las letras. Abrazo fraterno de "mi sin yo"
quise decir "pasearme por su casa Sur"
impresionante imagen. no tanto como lo que viene después. pero anticipa.
por mi culpa, por mi grandísima culpa...
La Casa es su casa, señora Sagrario.
Y ésta la puerta siempre de su habitación.
Un abrazo.
Antonio.
Gracias por tu visita, querida Gab.
Pronto tendrás noticias.
Abrazos míos y de tu tocaya.
Antonio.
Y en el sueño de espejos, todo lo que nos negamos, se nos revela...
Antonio, de visita nuevamente luego de colapsos "virtuales" y Pc's hostiles, un placer quedarme en tus letras y en esas imágenes increíbles que subís
La telaraña siempre
Es inesperada-
Nunca
Se adivina su inicio
Como el amor a
Bajo las aguas-
las sorpresas, las sorpresas
Un abrazo
Lilián
Sí, Pura, y esa negación es cuanto somos -la pugna por nombrar ese estado es la historia de un siglo que se alarga en la literatura que nos forma.
Un abrazo, amiga.
Antonio.
Un abrazo, Meridiana Lilián. En la telaraña inesperada, su Antonio.
Sosrev sut omoc em aitseb omoc.
Soseb.
X
Omoc aitseb ojed ut zaf ne im osrev nis. !Adreum¡
Oyus,
Oy, X, al des.
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