(Palmoteos y chasquidos)
[han llegado aquellos que marcharon]
Venusa salva las calles de Santiago, en bicicleta: el aire gélido traspasa sus partos espontáneos al pedalear furiosamente, arrastrando por su rostro tatuado cualquier nombre originario de lo puro y del hampa de la flor. Keyuk comenzó a crecer de improviso: la lengua le atravesaba el ánima, la alarma de su lengua. Es un hombre sabio, un niño que cantará como su madre, Luna, en las cortezas de la noche. Hemany no me habló de aquellos que se fueron por las calles del infinito, negación por afirmación dice, son muchos los vivos, pero en el orgullo último ya no quedan hombres sino mujeres como guanacos. No diré nada. Sueñas, oh ya’ham’, el sur de tu pueblo, hermana, ¿no recuerdas que busqué una piedra para ti, y fui negro en lo blanco y lleno de algas? Ya’ham’, danos el sur indudable de aquellos que marcharon al whatsapp del Hain. Memoria memoria memoria viva. LENGUAJE de Carne.
—Pero ¿qué lugares insanos fueron aquellos al final del inverno?
Misiones católicas: la Candelaria y San Rafael. Misiones protestantes: la estancia Haberton, la estancia Viamonte. Morir a punta de bala o en las misiones sin agua caritativa, sin un hogar, misiones como crucifixiones, donde penar a punta de enfermedad la distancia entre la vida y la agonía del óxido.
Fue sarampión y neumonía, influenza y tuberculosis, difteria, tristeza, tisis, viruela, gripe, alcoholismo, piojos, la mala sangre de Cristo redentor —Ángela Loij, no me engañes, eres Loij, no eres cristiana—, los ojos con cruces airadas, las luces como cuervos incestuosos, la redención de vuestros pecados.
—¿Qué pecados cometimos, Olum?
—Mataron a mi hija y a mi mujer la envenenaron… antes de resucitarnos, entiéndelo.
Misiones, horrores, continuar este ritmo, denunciar el acorralar, apedrear el asesinar, el adulterar, el explotar y rentabilizar… pero no puedo, no debo, oh Carne mía, obviar el viento que lleva mi alma al buen suceso del amor. Con amor, yo acuso a lo blanco, pero no quiere fierros. Con amor, mi pueblo está aún vivo. Con amor, no puedo, no quiero, es injusto, no es para civilizados escribir el dominio de la muerte. Con amor, yo canto a la vida violeta, yo te canto el nombre violento que resucita.
Hú ku húu hali schani k`ai pé néme
Hú ku húu hali schani k`ai pé néme
Crece lo inacabado así,
inacabablemente.
La injusticia alimenta
a los cantos.
[milagros milagros milagros, mujeres
canastas palomas canarios, milagros]
Un himno a la vida en tus brazos, esposa mía, si no me tuvieras tanto miedo.
—Se llamaría Amilken Luna, como la Carne de su madre.
a.medinilla
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