23/9/18

El libro de carne y sebastian / extracto 2


de   El libro de carne y sebastian
-inédito-
@antonio-medinilla




Una forma narrativa cuyo contenido es imaginario.
G.T. Ballester
Una forma imaginaria cuyo contenido es real.
a.medinilla




-Y dice usté que sucedió antes...
-Exacto.
-¿Y qué hizo usté?
-Volví, por supuesto.
-Perfecto.
-Ay, sí, Sebastian, volví a aullar todos los nombres de mi silencio.

*

LA NOCHE BLANCA


Acabo de soñar un libro rojo como la noche blanca, chiquilla, con tetitas como brevas, ay coño, que pareciera que nos miró un tuerto tres veces (pero nunca cuatro), acabo de soñar una terraza de menta fresca con hierbabuena sin gripe, abierta al cielo de mis horas separadas, y con tu boca sanando, sanando, ¡mi niña!, acabo de soñar con un libro abierto de caritas, miles de caritas, caritas amarillas y conmigo a salvo junto a ti, acabo de soñar sonriendo un pueblo en las nieves, con lengua de mar por las montañas de Casares, con uñas rojas y besoflor por mi boca porque acabo de nombrar lo nuestro, ay mi niño guapo, guapa tú, vos, no, yo no, más tú, aunque también soñé que te marchabas (que eso no es tan bonito y no te lo digo) pero volvías (que eso sí es bonito y te lo cuento) mientras pateaba medio loco arañando las paredes del extasío, necesario, tumultuoso, y es hora que lo entiendas, que lamo la tierra que pisas, jodida, que me enciendo y entonces te zampo, tecomoabesos, morena, porque loquees pues es –escribió apresurado en el margen superior izquierdo del libro de Carne, para no olvidar nada–. El día que hablaran de él –confesó el canijo–, pidió por favor que lo recordaran ladrando de su mano izquierda y caminando el deseo, y con Sebastian en bicicleta haciendo hoyos, niño, cuántas piedras, que te vas a atragantar, por todos los mundos donde -escrito queda- reinaría la pureza que persevera cada mañana… por primer vez. Porque aquí no llora ni dios en el mar, mi alma, y menos ahora, en la montaña. Cerré el libro entonces para abrirlo al instante y observarlos. Ozú, qué cara de loco sabio tiene este perro.

–¿Ay canija, cuántos tiempos verbales estuve mezclando?
–Canijo, qué se yo... pero qué gracioso es todo esto..., el mar se puso contento desde que me vio pisar la arena. Mira, cómo brilla. ¡Ven, Sebastian! -y Sebastian vino.
–Lo supuse, niña. Lo estuve escribiendo. Leamos un rato, antes de que nos lean. Aquí hay mar y sierra. Y hoy, como tú su dueña, la noche será blanca con la piel del alma, como las hojas del Libro.



El libro de carne y sebastian
-inédito-
@antonio-medinilla

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