(versiones orientales)
a un gesto de su mano
las luciérnagas
atraviesan el río
anidando
en el poema
que se ilumina
y desaparece
como yo
y mi mujer
bajo otro árbol
de mirada goteante
y el mar, dios mío
el mar otra vez
dirá tu nombre
ya sin olas
me di ni lla
AMEDINILLA
AMEDINILLA
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