te esperábamos
siempre te esperamos
con las alas quemando
quemando el corazón
que mando
qué solo alienta este niño
en su mundo, mudo mundo
pannuestrodecadadía
y las hojas del otoño
aquellas ardientes
crepitar de la hojarasca
aquel revuelo
que vuela a leloir
aún no llegó
a mi peñón rodao
al viejo continente
al parto de los montes
pues nunca tuve tiempo,
jamás de los jamaces
ni ocasión ceremonial
de volver a desnudarme
en la llama
AMEDINILLA
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