30/8/20

de P S I C O L O G Í A





Son hechos, y duelen. Cuando la familia abandonó a Samsa, su salud rápidamente mejoró, comenzando a prostituirse. Psicología al fin lo amaba y cesaron los daños colaterales, de improviso. Rutilaba.
Al llegar al dormitorio, como cada noche, con los genitales retorcidos por el cansancio y el frío marino, volvía a desnudarse ante ella y entregaba su corazón de kuchen, como una gran bola de cristal que nieva según se incline.
Psicología lo escrutaba hambrienta, golosa, de arriba abajo, de abajo arriba, con su billete de cincuenta euros arrugadito en la mano, y con la boca llena de pastelitos y hombrecitos de pan, sonreía, orgullosa de su bebé devoto.
Desde aquellos encuentros ya turbios y lejanos, entendieron que cada día que pasaran juntos, sería el primero en esta antigua historia. A fin de cuentas, hablamos de vírgenes y ángeles.

a.medinilla

de T E M P E R L E Y





pendejo

me contengo
como si nada
sucediera

cuando aún miro
la cruz del sur
adrogué lanús varela

y recuerdo
mi olvido

lo excesivo
de mi nombre

no me hablés
te zarpaste
ya lo oí

 

limpié tus heridas
y no lo recuerdas


a.medinilla

28/8/20

de LIBROS éditos: O L U M





7

Menéndez, capataces y peones ingleses, escoceses, irlandeses e italianos, fueron los cazadores de indios que como Mac Lennan o «chancho colorado», pusieron el precio de una libra por testículos y senos, y media libra por cada oreja de niño.

>La mujer selk’nam goza de una voz profunda y enérgica, de timbre lleno y sonoro. A veces se puede pensar que se trata de un canto de hombres… y a veces son trinos.

          Cómo cantar. Cómo decir. Cómo callar.
          Cómo nombrar los pechos de Warkión, 
          inmaculada concepción, amputados 
          por dos libras esterlinas, 
          flotando en los salmos de mi memoria.

>Desde el Estrecho Le Maire hasta el Río Irigoyen,
las aguas adquieren  ese tinte cobrizo, propio de las sangre libre de las flores,pero también de los pájaros.

Cómo llorar. Cómo cantar.
                     Cómo volver a los cielos olvidados.

–No puedo, Olum. No es para civilizados.
–Pero necesito que hables, Lola.
–Quizás puedan decírtelo los canarios: ellos derriban la estructura temblorosa de las ovejas con un trino.

TAM TAM

Mar –os cuento–, hermana de Viento,
tuvo muchas hijas, ballenas, surtidores líricos,
que ahuyentaban el mal, el hambre de mi pueblo. 

–¿Qué  son?               [canarios]
¿Y las ballenas?       [no están]

TAM TAM

–¿Qué dicen?             [no es para civilizados]. 

TAM TAM TAM TAM

–También nos cortaban las orejas, dicen.
–Eso nunca debí oírlo. Me matan suavemente TAM TAM con su trino.

Una variante del mito precisaba que en tiempos remotos el Estrecho Le Maire era laguna y que Mar lo abrió para que sus hijas huyeran del hombre rojo que las perseguía. Se convertirían en ballenas. 

–A veces, si no teníamos que comer en el inverno,  sangrábamos la nariz sobre la nieve para atraer y atrapar gaviotas. Qué belleza.

        Quizás debí entregar mi corazón blanco al atardecer
        TAM TAM cuando callaron los árboles. No sé.
        ¿Qué ramas, qué OjOs recordaremos ahora?
        Debo mirar las hojas, debo llorar sus brotes.

>Cantaban para sanar a los niños y llorar a sus muertos.
Cantaron a Sol y a Luna cantaban, y a los robles, y al guanaco primer, y a los cuatro cielos terminales de las tormentas.
Cantaban a sus hijos dormidos con plumas en la nieve. 
Cantaron las semillas de las entrepiernas.

–Mujeres como voces de ballena. Tormentas. Mujeres como trinos.

Elij, te recuerdo.
      [digo niñas, dije semillas coloradas, 
      diré la sombra de sus nombres]
      Yoter, te recuerdo.
Otrich, Yoimolka, Haricho, 
Kachira, Anien, Amilken,
      os recuerdo. 

–¿Dónde se fueron? Había muchas mujeres.
–Ya nadie vive aquí salvo aquellos que marcharon al infinito.

Llegamos a Tierra del Fuego hace diez mil años. Mujeres, tráiganme pintura roja para mirar los años.

–No, no sé mi edad. El año no está escrito. Pero año no hay. No está.
–Koliot, devuélveme a Luna. Quedó temblorosa…

[si no llega Amilken, Luna pondrá un trozo de uniforme de policía en tu boca y te sentará entre sus piernas, agarrado a Luna, conocerás el mismo destino de mi pueblo]

–Lo que mereces, capa roja.

[El último Hain se celebró en 1933]

–Malos cristianos, matar indios, yo os acuso.

                                           Hú ku húu hali schani k`ai pé néme 

         Mujeres, tráiganme pintura roja, 
         esperanzas para mirar mi noche 
         tan oscura y sin alma. 

–Iremos a buscar amapolas, iremos a encontrar amapolas, subiendo la costa, bajando, caminaremos para esquivar las altas barrancas, las largas mareas y el dolor invisible de los selk’nam.

A finales de 1970, Anne Chapman encontró por fin a dos acompañantes. Bosques, malezas, turbales, lo quebrado del interior, lo escarpado de las costas [pero hubo acogedoras playas]…  Llegamos al centro del mundo haush. Ya no quedaban guanacos, ya no quedaban, pero durante el coito, oh paloma, se transformaron  en ellos.



a.medinilla



*


anexando:


no gastar las grandes palabras ~ 6




















***

—No gastar las grandes palabras. Idiotita, nada más.

Tierra de nadie / Juan Carlos ONETTI 

27/8/20

de EL SUR-SUB 4




Una
y dos
tres veces-

Suficiente
para el libro 
cuarto-


a.medinilla


de A V I A N A




acoraza tu aliento, corazón
mientras araño la arcilla

pero contame un cuento
enfermo, corazón 

el cómo eyaculé oraciones 
y escarbé en su boca

lo cual, virgencita cristiana
sé que no te gusta 

aunque me lo perdonas todo 


a.medinilla

26/8/20

de A V I A N A




sé que me amás
sin saberlo

pero ojo
mirá que yo no existo

venga
a la orilla del otro mar

alguien 
me estuvo llamando

hay turquesas

ése era mi sueño
en este rincón 

del que me alejo
como de la peste


a.medinilla

25/8/20

de A V I A N A




secundarios

mi hermana lo sabe
acaba de decírmelo

qué hijadeputa

pero ignora
que estoy mirando
los dos mundos 
desde su balcón

y que nadie me sonríe
porque nadie la conoce

como yo, caído
entre ambos mundos


a.medinilla

23/8/20

de P S I C O L O G Í A




Psicología opina que la resurrección de un insecto no puede ser tan complicada como la resurrección de un hombre; así que, ciega en su empeño, comenzó a desnudarse de nuevo sobre la alfombra roja.



a.medinilla

de T E M P E R L E Y




un juicio
personal e impreciso
ilumina la noche que no

y no es hora
no es ahora

la poesía quedó rabiosa y amarilla
como la cara de mamá

rabiosa
como si realmente existiera
y mirara a su hijo



confesiones de-lirios 

compañero, 
quise escribir los infiernos 
pero escribí la escritura

qué quise deciros

no estoy seguro
que importe


a.medinilla

17/8/20

de C O M P A Ñ E R O




(una línea horizontal)

adorno mis manos
como ordeno el mundo

con tu nombre 
y los árboles

y los pájaros
y la pacha
y la carne
la palabra
y el mar

el anillo
de mi tierra


(babilonia)

un gesto de ternura
y me abriré de piernas

como una prostituta sagrada


(el mesías)

mi hijo era poesía


(el falso profeta)

mi hijo es poeta



a.medinila

16/8/20

15/8/20

de EL LIBRO DE CARNE Y SEBASTIAN





GOTITAS DE ORO

     —Vení acá, «meu Brasil brasileiro, meu mulato inzoneiro, vou cantar-te nos meus versos», vení acá, que andas mal con tanta bossa nova, niño, y oye esto bien, que hace mucho que no hablamos de hombre a hombre, de «toíto to». 
     —En todo caso, Sebas, de perro a can dirá usted… «canta de novo o trovador» —Sebastian acercó el hocico, plano, oscuro y húmedo, a su nariz encendida por el calor de agosto. Resoplando fuerte, comenzó a explicarle el secreto de todas aquellas revoluciones populares… que, por lo que pude entender entre ladridos y gestos, vino a ser el de sus flores reventonas y los cactus robados, saben ustedes, y el de las sillas de mimbre y las fotografías donde «qué linda está, qué buena es, coño», y del griego infumable y el latín atragantado, y no sé cuánta cosa más pudo ser dicha, solidario, solidaria, repetida veinte veces. Un batiburrillo extasiado.
    —Oime, canijo. Si me salvo yo, killo, nada significa si no te salvas vos, que no competimos. Somos un pueblo feo pero honrado, y hermosos, en la plazoleta pública de la iniquidad….
      —Ay qué vocabulario excelso, qué maravilla. Ay no, feo no, feo yo, ¡vos, no!, vos sos re lindo, Sebas… —le interrumpió el canijo y Sebas ladró furioso esta vez, advirtiéndolo.
     —No seas pelota, pelotudo, y oime... Te decía que si me salvo yo es para que te salves tú, feo o guapo, y si no me salvo yo, tú me salvarás, joío por saco, y ahí nos salvaremos juntos e iremos a buscarla nosotros mismos. ¿Listo? Porque al menos, por el camino, sanitasana, oiremos la voz del pueblo que fuimos, hombre, que somos, porque nuestra plaza es un parque público que parece un bosque encantado y ella la reina, donde los árboles susurran a su oído el corazón blanco de la noche y la justicia para los oprimidos, y diremos entonces que no estábamos solos, suceda lo que suceda, que su vida la resuelve ella, ¡menuda es ella!, pero que si no, si no me salvo yo, me salvarás tú, y si me salvo yo y no puedes tú o vos, que no sé ya  qué idioma hablas, te salvaré yo y la salvamos a ella, pedazo bombón, que si no, ay por dios, alguno lo hará por nosotros (no vaya a ser que desembarque algún prenda, canijo, que hay mucho guarro suelto), porque esta locura debe detenerse, criatura veloz, y comenzar a significar algo, común y solidario y pequeñito, de una vez por todas. Que la vida es otra cosa, «o Corcovado, o Redentor, tan lindo», y no se puede organizar bajo el principio de la competitividad y la meritocracia, carajo, qué es esta locura, cojonato.
     —Que te salves, que me salve, que te salvo, que nos salven que os salvo, que nos salvemos todos… Ay qué bonito es todo, Sebastian. Me gusta. Me encanta. «Re piola», como dijo alguien… Desde luego no pareces un perro ni de coña —Sebastian ladró feliz y, de un brinco, mordió suavemente su barbilla blanca, comenzando a girar, enloquecido, alrededor de la silla de mimbre, recién barnizada.
     —Ay niño, qué bonito es esto de dar vueltas…
     —¡Viste! Ven conmigo ahora, que lo estás deseando.

    En silencio, a gatas, llegaron al baño. Traspasando el umbral, se tumbaron junto a la esterilla mojada, al pie del plato de ducha, mientras Carne aliviaba el insoportable olor a verano bajo mil gotitas de oro. 

      —Canijo, y yo que huelo a arroz con brócoli…
     —Ay Sebas, qué animal, eso fue lo que almorzaste ayer. Yo sólo huelo a gotitas de oro.
    —Pues eso: ¡lo mismo! Buena señal, hijo, vas a comer oro líquido, «quero a vida sempre assim».
   —«Ay de min, coração meu, convém descansar e amar» —suspiraron juntos.

    Hubo un silencio semejante a un beso primero, al nacimiento de un mundo en celo. Qué olor entonces.

   —¡Guau! —dijeron al verla frente a ellos, su pie dorado y húmedo salir por la cortina del baño, y descubrirlos espiándola, cuando una lluvia de oro cubrió las tres sonrisas, y el mundo entero se hizo un verbo de gloria.
    —Vengan —dijo Carne.
    —Vamos —dijeron ellos.
    —Me voy, me voy, me voy —dijo Carne, y el mundo se hizo blanco y dorado, lo sabemos, mientras llegaba la noche como gotitas de oro.


a.medinilla

de P S I C O L O G Í A



     —No quiero hablar más de ese niño —respondió Samsa, hojeando el álbum familiar—. Siempre tan injusto consigo mismo, cuando no fue sino un monstruo más, alba y añil como ellos.
    —Vaya de inmediato a su rincón, Samsa, y rece para que algún día logre sentir piedad por él, y llorarle como al crisantemo que fue y merece.

«Todo es luminoso y afilado junto a esta mujer, dios santo. Cómo me excita». Psicología lo escrutaba golosa, caminando lentamente hacia la esquina de la habitación en llamas, hacia las argollas, cabizbajo y vengativo como la roja de su madre, que de casta le viene al insecto, acercándose como un dragón sonrosado, con el pico exhausto, rumiando su fuego interior en secreto, pero que ella, y sólo ella, diagnosticó a tiempo. Quizás debería amarlo, ahora y sólo ahora, que era suyo, tan suyo, o acabar con él... antes que fuera tarde.


a.medinilla

14/8/20

de EL LIBRO DE CARNE Y SEBASTIAN

                    


[nubes y epicentro]

Cuando amaneces por la carretera, todas las lechuzas han cerrado sus ojos, y un perro, negro como un árbol de Munch, sobrevuela la noche que acaba mientras hamaco a nuestra hija de nieve y henna, parpadeando entre mis brazos hasta que vuelva a dormirse bajo tu nombre a la espera, bajo un tono rosa, bajo mi ramo de flores y hasta la próxima imagen, ad libitum. Qué limpieza sucede entonces en el mundo, coño, Carne, mirarte al amanecer por la carretera, y admirar cómo vuelas entre las nubes con tu escoba y con Sebastian, “y aunque tenga dudas muchas veces, cada día estoy más segura de que va a sucedernos algo precioso, cielo” porque eras un lago de nenúfares que tiembla, con epicentro en tu habitación, con tus bragas que aparecen por las mañanas de mi alma, hablándome en voz baja de nuevo cuando sale el sol y el mar no acaba, y con Sebastian ladrando, y con tu boca tan roja, sanitasana, otra vez goteándome. Mi perdición.



a.medinilla


de P S I C O L O G Í A




(samsa en santa maría)

—Aunque Santa María nace desde una ventana, su narrativa, sin embargo,  fue realista y psicológica. 
—¿Aunque la ciudad nace desde una ventana, mi literatura es realista? 
—¿Psicológica? 
—Psicológica, tal vez. 
—Mi nombre es Samsa, señor. 
—Un gusto, muchacho. Mi nombre fue Onetti.

     Acabó chupándosela a un viejo ilustre en el lupanar de la costa. Alguien los espiaba entre los árboles. Una mujer amarilla, oculta, como un limón en la espesura.


a.medinilla