(violencia ante el espejo)
Cada atardecer, de nuevo, la misma problemática en Samsa, que la inversión no se consume y pervivan remanentes de escamas y cemento entre ceja y ceja, un estigma extra que añadir a su caparazón gris del demonio y los deditos con negras aureolas. Obvio que lo juzgarán alevosamente como el insecto tembloroso que es, con escamas y cemento, entre franjas de roña.
Samsa intuye que así no se puede vivir o convivir, y se aísla. Sin fe, mugriento, retornará a la ducha y tomará otro café.
Ya nada cambiará… por hoy.
a.medinilla
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